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Población Nacional, de viviendas de emergencia a barrio residencial de calidad

El 1ero de diciembre de 1928 marca un antes y un después para la ciudad de Talca. Es una fecha que quedó en quienes la vivieron y para los anales de la capital maulina como una mácula imborrable. Aquel día a eso de las 06.00 de la mañana comenzaba unos de los sismos, junto al de 27 de febrero de 2010, más importantes y trágicamente devastadores de la historia, no solo de la región, sino del país.

La cuidad, azotada por un terremoto nada menos que de 8,3 grados en la escala Richter, quedó en pocos minutos en el suelo.

Solo en Talca los fallecidos contaron 107 y en total más de 300; y las pérdidas económicas ascendieron a 50 millones de la época. Con todo lo anterior la ciudad necesitó con urgencia levantarse.

Cuesta creer que la Población Nacional, manzana completa ubicada en las coordenadas 8 Norte, 1 Oriente, 7 Norte y 2 Oriente, ahora convertida en un barrio residencial, rodeada de otros conjuntos habitacionales más recientes, haya sido en sus comienzos una población destinada a la reconstrucción de la ciudad de Talca.

Población Obrera Cooperativa Nacional, fue su nombre original y fueron entregadas a sus habitantes el año 1933.

Ya han pasado 91 años desde esa fecha y estas construcciones de fachada continua perviven, sobreviviendo ya a 5 terremotos, incluyendo el último del año 2010.

Desde aquella fecha, casi un siglo el avance de la ciudad ha dejado atrás todo un mundo, visión y costumbres del maule profundo.

Este sector talquino era campo, chacras, parcelas. Los habitantes de aquella original Población cuentan que su paisaje era predominantemente natural. En el sector se abastecían de lo necesario para el día a día; la leche recién ordeñada de la vaca, las verduras y frutas. También había quién fabricaba un vino de muy buena calidad, como es de costumbre en esta bendecida zona.

Al mismo tiempo, toda esta vida en medio de la naturaleza era coronada, más en época estival, por un canal de agua que nacía en el río Lircay y que recorría todos los predios tanto del sector como de la ciudad de Talca. Su nombre, Canal de la Luz. Atravesaba la Alameda e iba a dar al Barrio Seminario y de allí al río. es decir un perfecto balneario popular.

Para completar el paisaje cultural de la época, se comenta que por el sector no faltaba el comercio de todo tipo y que entrega una muestra de lo que era aquella cultura desaparecida del Maule.

De vendedores de leña, carbón, leche de burra, a castañas, mote y camote. No existía el concepto de minimarket y menos de supermercado.

Con todo lo anterior, no es difícil suponer que esta vida tan arraigada a las costumbres más tradicionales de este sector del centro sur del país y expuesta al medio ambiente ten exuberante, haya decantado en una convivencia barrial de gran fraternidad.

Las fiestas como navidad y año nuevo eran todo un acontecimiento. Vecinos, vecinas y niños de toda edad, se volcaban a las calles y veredas, con mesas y sillas para compartir en comunidad todo tipo de comestibles y bebidas; tortas, bebidas, ponches y cuanto brebaje existía se compartía en la vía pública. Las puertas de las casas se abrían para que todos pudieran entrar y relacionarse de manera cordial y familiar. Qué decir de las fiestas patrias, donde cada niño y joven elaboraba sus propias cometas con lo que tenía a la mano, coligües y palos de árboles.

De aquellas vivencias hasta ahora, ha pasado demasiada agua bajo el puente. Y las casas de Población Nacional quedan como fieles testigos de esa vida tan rica en los cultural y patrimonial.

 

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