La dispar suerte de sitios eriazos en Talca, a 14 años del terremoto
Al llegar las primeras luces del día, de ese fatal 27 de febrero del año 2010 a la cuidad de Talca, finalmente se pudo constatar el terrible castigo sufrido por el terremoto de 8.8 grados en la escala Richter que había azotado a gran parte del centro del país.
Lo cierto es que la capital de la región del Maule, otrora reconocida por su emblemático casco histórico, yacía totalmente en el suelo. Las probabilidades de poder reconstruir las afectadas construcciones, en su mayoría de adobe, eran en muchos casos definitivamente imposibles.
Hasta la madrugada del día 27/F la ciudad y comuna de Talca, gozaba de una situación única en el país. El suelo más preciado y de un altísimo valor por metro cuadrado, que en esos años llegaba a las 8 UF, era habitado en su mayoría por gente de bajos recursos, de edificaciones de 400 MT2. emplazadas en superficies de terreno de entre 700 y 1000 MT2.
Lamentablemente el fenómeno telúrico derivó en una situación más dramática aún. Propietarios (as) de aquellos inmuebles prácticamente se vieron entre la espada y la pared. Sin posibilidades ciertas de volver a levantar sus viviendas, y con una ayuda estatal que demoraría, éstos se vieron obligados a vender a un precio irrisorio sus terrenos. Estamos hablando de entre $ 30 a $ 40 millones de pesos los más económicos, donde posteriormente se construyeron edificios y centros comerciales. Verdaderamente una ganga, un regalo para inmobiliarias con mucho poder adquisitivo, que aprovechando las circunstancias se hicieron dueñas de paños ubicados en el casco histórico de Talca y de otros y en otros 15 barrios tradicionales de la ciudad del Piduco. Fue así como la cara de la capital de la región maulina, paulatinamente, fruto de un accidente de la naturaleza, cambió para siempre su imagen urbana y es lo que se conoce hasta ahora.
Dicho esto, todavía en ciudad de Talca se estima que existen unas 50 hectáreas eriazas que visualmente penan a los ojos del talquino por ser ocupadas y construidas.
No existe una sola razón. La creciente crisis económica post pandemia es una. Pero al mismo tiempo pasado el contexto de emergencia, estos sitios retomaron el valor con respecto a su plusvalía geo-referencial. Entonces se da el caso de interesantes ubicaciones a la venta, no obstante, inalcanzables para particulares. En el caso de las inmobiliarias hay una dicotomía importante. Por una parte, lo ofrecido en relación a la densidad versus los metros cuadrados no resultan una buena inversión. En segundo lugar, el mal momento financiero por el cual atraviesa el rubro inmobiliario, principalmente por la alta tasa de intereses en los créditos hipotecarios, hace que muchas empresas opten por no invertir.
Pese a ello, de todas formas, a un ritmo lento, algunos sitios ya comienzan a tener una nueva faz, reactivando la actividad de la construcción, del trabajo; dotando a los barrios de nueva vida urbana, con ofertas de distintos servicios a la comunidad.
Con esto no es menos cierto que el panorama esté dando una vuelta de página. Sin embargo, algunos sectores ya disfrutan de una nueva vida y al mismo tiempo las empresas relacionadas a la venta de inmuebles, Corredores de Propiedades vamos teniendo más relevancia a la hora de hacer negocios, actuando como importantes intermediarios. La comuna de Talca, a un ritmo propio se levanta luego de años de letargo. La esperada renovación tiene procesos que resultan difíciles de comprender sino se toman las debidas prudencias al juzgar los hechos y si se carece de herramientas pertinentes para analizar este fenómeno.
Talca y otras ciudades de la región del Maule, como tantas del país se encuentran al debe con políticas serías de vivienda. A la vez con una idea amable e inteligente para trazar barrios y conjuntos urbanos con proyección, tomando en cuenta factores como el medio ambiente, la conectividad real y la calidad de vida.
En imágenes se puede apreciar el antes y el ahora del barrio norte cercano a Alameda. También la de algunos sitios todavía esperando quién los adquiera, otros despojados e ignorados sin posibilidad siquiera de ser adquiridos.
Pablo Herrera-Osorio
Corredor de propiedades – Tasador inmobiliario de la U. de Talca